lunes, 18 de abril de 2011

Cincuenta años más, por lo menos.



Los que tuvimos la oportunidad de ver algunas vistas del desfile en conmemoración de la Victoria de Girón, además del montón de hierros viejos en ruedas que mostraron los dueños actuales de Cuba, tuvimos la triste experiencia de constatar como aun se sigue abusando de los niños en Cuba, los que pudimos ver cómo junto a los armatostes arcaicos e inútiles y rodeados de soldados que solo han perdido batallas en el continente africano y América latina tres mil niños fueron llevados a marchar junto a un pasado que se aferra a continuar esclavizando al pueblo.



Lo triste de este hecho no es ver como niños que son llevado a ser parte de un acto que recuerda como cubanos hijos de una misma tierra y vecinos de un mismo barrio combatieron y fueron heridos y muertos por la sencilla razón de que no les fue permitido debatir las diferencias en las urnas electorales como les fue prometidos a todos los cubanos, desde el mismo asalto al cuartel Moncada. Duro es ver como los que reprimiendo todo vestigio de democracia y libertad estén presidiendo un acto que solo recuerda una parte del luto y dolor sembrado en el pueblo cubano porque el daño es mucho más grande de lo que podamos narrar en este escrito.



Doloroso, falta de dignidad y vergüenza es ver a esos niños marchar junto a las armas que reprimen a ellos mismos y a su pueblo, pero mucho más penoso es y debe llamarnos la atención es que estos niños no van a esa marcha solos, ellos, los niños son usados con el beneplácito y aprobación de sus padres, vamos a sacar una pequeña cuenta, cada niños tiene al menos dos padres, por seguro cuatro abuelos y probablemente algunos tíos, todos ellos mayores que los niños, adultos y con plena conciencia de lo que hacen creo yo, entonces, ¿Dónde está la vergüenza?, ¿Adonde se fue la dignidad que había en Cuba? Y digo esto porque entre niños, padres, abuelos y tíos al menos son veinte mil personas que casi seguro por lo menos el 80 % de ellos recibe remesas y ayuda de los parientes de Miami y todavía tienen el descaro de permitir que sus hijos, nietos y sobrinos marchen a rendirle servidumbre a quien los ha convertido en mendigos del siglo XXI.



Nadie hace nada que pueda llamar la atención del mundo para favorecer la libertad de los cubanos, y sucede que los cubanos, sumidos en el hastió, cansancio, comodidad, miedo, conveniencia, inmovilidad, complicidad, desconfianza, amoralidad, etc. han llegado hasta vender su alma y la de sus hijos al ser indolentes y participes de este abuso infantil. Si les gusta la Revolución, felicidades, si quieren ser socialistas, que Dios los bendigan, pero que no obliguen a todos a ser parte de ese proyecto cincuentenario y sin soluciones reales, que permitan al que no quiere participar con ellos a expresarse libremente sin tener que convertirse en agente enemigo como son calificados, que pueda decirlo allá en el congreso de cualquier otro partido o en el de los comunistas sin temer por su seguridad y sobre todo que no lleven a niños al matadero de hoy que es el desfile, porque sábenos que mañana como ayer puede ser Angola, Etiopia, Somalia o cualquier otro lugar que le pague a los Castros por la sangre cubana. Y si les gusta el proyecto de los Castros, si todo ese pueblo que al parecer por la aceptación del castigo a que han sido sometidos y no se rebelan les gusta vivir como viven, pues nada que no les pidan a los parientes que viven en el extranjero lo que el dueño de Cuba ni siquiera les puede vender.


De acuerdo estoy con defender a todo el que vive como predica, mi voz siempre estará al lado de la libertad de expresión, la libertad de mercado y las libertades cívicas y sociales. Si ese pueblo cubano que por más de cincuenta años está dispuesto a esperar otros cincuenta años más para vivir en un mundo mejor, pues bien que esperen para que no tengan que, esperar por días a que le lleven el agua en pipas para calmar la sed, que no tengan que salir cada día a buscar el pedacito de pan que le venden, que no tengan que montear unas cuantas viandas a la semana, salir a conseguir el poco de leche para los niños (los mismos del desfile), si quieren esperar por medio siglo más para poder mejorar su vivienda, que nunca pasara de un sueño tener un medio de transporte propio o publico adecuado al mundo que vivimos, si les gusta eso, pues muy bien, que les aproveche, pero no, no se les ocurra pedirles a quienes tuvieron que partir por esas mismas razones, por no poder, ni querer esperar medio siglo mas de torturas, si te gusta, pues disfrútalo solito y que no te caiga mal.

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